El jueves 23 de junio de este año participé en el evento
organizado por José Luis Vallejo, cofundador de BuyVIP, en
la UIMP de Santander. Con el título “El Camino del Em‐
prendedor” recogía mis notas sobre la vida del emprende‐
dor en España. Por primera vez las pongo juntas por es‐
crito para Iniciador, equipo que está haciendo un trabajo
fundamental en España para animar a los emprendedores
a tomar el camino que definirá la nueva economía del siglo
XXI y una oportunidad para colocar a España en un puesto
relevante en la economía internacional, una vez agotados ciertos modelos tradicionales y todavía bajo el impacto de
la burbuja inmobiliaria.
“Emprendedor, no hay camino, se hace camino al emprender”. Si es que ya nos lo decía Machado. Buscar una
receta mágica para el emprendimiento es difícil. Lo pri‐
mero y lo más importante es querer serlo, sentirlo como la
pasión que guiará nuestros pasos en los próximos años:
proponérselo honestamente a uno mismo. Hay mucho que
ganar a nivel personal y profesional, pero no es un camino
de rosas y exigirá momentos de mucho trabajo o desaso‐
siego.
Dicho esto, a falta de formación y experiencia com‐
partida sobre la materia, algunos consejos me hubieran
ayudado mucho cuando decidí dejar la vida tranquilade la
gran multinacional para dedicarme a mis propios sueños y
proyectos en el año 2000. A continuación listo algunos al‐
rededor de las principales preguntas que recibo sobre la
materia.
Empecemos haciendo una definición (libre, a lo Wikipedia) del Emprendedor (que describiría a la mayoría de los
emprendedores que conozco): se trata de una persona que
se motiva con un desafío en general ambicioso, en muchos
casos inconformista, que crea un proyecto que le desarrolla a nivel personal y profesional buscando lograr un nivel
de independencia emocional y económica.
Ahora vienen las dos preguntas inmediatas que recibo:
¿El Emprendedor nace o se hace?
He observado las cuatro posibilidades resultantes (emprendedor que ni nace ni se hace, que nace pero no se
hace, que se hace pero no nace, y que nace y se hace) y la estadística de cuántos proyectos han salido bien es clara:
el emprendedor que nace y se hace es el que más probabilidades de tener éxito tiene.
Sí, lo sé, de Perogrullo, pero
se ignora más veces de lo que uno cree.
Esto implica que al margen de tener ese ADN empren‐
dedor (hablo más adelante de él) si se le suma una formación de primera línea y una experiencia de éxito profesio‐
nal, las probabilidades de que el proyecto salga bien y escale en tamaño son mayores que en cualquiera de los
otros casos, lo que es muy relevante cara al mundo inversor. Incluyo en este grupo emprendedores natos sin un
alto nivel de formación o experiencia en sus ya segundos
proyectos.
El siguiente grupo que veo triunfar es el de em‐
prendedor que se hace (el porcentaje de fracaso es bajo,
aunque suelen escalar menos).
Después viene el grupo
que ha nacido para emprender pero no tiene la formación.
Son la semilla del emprendimiento. Son los que en muchos
casos fracasarán(como odio esa palabra; no se podía ele‐
gir una peor para describir un proceso de aprendizaje sin
retorno económico en una primera fase y que ha sido una
inversión para las siguientes) y les hará más fuertes para
que sus proyectos sean únicos y estables en el futuro.
Es importante que se formen bien. Especialmente
ahora que hay una ola de saltarse la universidad y el post‐
grado.
Creo que es un error muy grande y que se paga más
caro a más largo plazo, limitando el potencial que ese em‐
prendedor nato tenía. Evidentemente hay excepciones
que confirman la regla, pero pocos. Eso sí, los emprende‐
dores que nacen y no se habían hecho que han tenido
éxito han sabido rodearse de equipos profesionales muy
rápido (el caso de Pau García‐Milà en EyeOSo el mismoMark Zuckerberg en Facebook, sin quitarles el mérito de
que siempre hay gente única para los que las reglas no
cuentan). Buenos inversores pueden hacer ese papel de
apoyo al igual que buenos directivos. Lo mejor: contar con
ambos (buenos inversores suelen centrarse en construir
un buen equipo).
El último grupo es al que recomiendo
que no sigan el camino del emprendedor ya que puede ser
frustrante. Y de ahí la siguiente pregunta.
¿Cómo puedo saber yo si seré un buen Emprendedor?
(el ADN del Emprendedor) Las características de los buenos emprendedores que
he observado son las siguientes: ambición (en su sentido
positivo: conseguir crear un sueño, una idea; realización),
autonomía/independencia personal y económica, aversión
al riesgo, liderazgo y motivación sobre el equipo, orienta‐
ción a resultados , capacidad de trabajo 24x7, entender
muy bien a los clientes de su negocio hasta obsesionarse
con ellos y, por supuesto, nunca estar satisfechos (como
diría Jeff Bezos: “todos los días son el primer día”, base de
innovación tan importante en el mundo de Internet que
cambia en tan corto período de tiempo).
Es un buen momento para citar a Rodolfo Carpintier “los emprendedores
con éxitos son un poco obsesivos” o a Andrew Grove, co‐
fundador de Intel “Only the Paranoid Survives”. Vamos,
buena foto, obsesivos paranoicos. Yo, efectivamente, me confieso un poco de ambos para los que me han sufrido o
sufren. Pero claro, para cambiar el status quo hay que
estar un poco mal de la cabeza, ¿no? Evidentemente a este
ADN hay que incluirle la formación y experiencia profesio‐
nal para tener la foto completa.
Y como corolario las otras dos preguntas que más re‐
cibo de los que han superado las anteriores.
¿Por qué debería emprender?
Dicho de otra forma, qué puedo recibir a cambio de de‐
dicar mi vida y alma a emprender, con las dificultades y
retos que implica, por ejemplo si se compara con una vida
de estabilidad trabajando por cuenta ajena donde hay un
salario todos los meses que paga las facturas de mis niños
o la hipoteca (quizás hoy el orden sea al revés). Bueno, de‐
berías emprender por lo menos porque:
Ganarás autonomía, independencia personal, profe‐
sional y económica.
Te realizará: llevarás a cabo un sueño, una idea, y
eso te apasionará, te “enganchará”.
Aprenderás como en ningún sitio, te desarrollarás
personal y profesionalmente, crecerás.
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